Ubuntu 8.10 o ¿por qué debí haberle hecho caso a los mensajes?
Ayer estaba haciendo algunas cosas con el portátil cuando se me ocurrió la gran idea de actualizar la versión de ubuntu que tenía instalada, de la 8.04 a la 8.10 tal y como hice en el sobremesa, pero esta vez con funestos resultados.
Para actualizar el sistema en el sobremesa seguí los pasos típicos, primero actualicé todos paquetes que tenía pendiente de la 8.04, luego en Administración>Origenes de paquetes (lo pongo de cabeza) seleccioné que activase todo tipo de actualizaciones, por defecto está activo solo para las LTS.
Una vez hecho esto abrí el update-manager y ya me dijo que había una versión superior del sistema operativo y decidí instalarla. Cuando comenzó la instalación me dijo que cerrase todas las aplicaciones y así lo hice.
Pero con el portátil fue otra historia.
No actualicé la versión actual, me puse a instalar la versión nueva directamente, no debería pasar nada pero siempre es mejor hacer las cosas bien.
Al saltar el mensaje de cierre todos los programas pase un poco de él, hasta tal modo que decidí abrir una sesión con otro usuario, abrir el navegador mientras escuchaba música y hablaba con el pidgin, de vez en cuando abría un video o me conectaba a una unidad de red.
Llegó un momento en que el update-manager se bloqueó y decidió no seguir, maté el proceso y no se me ocurrió otr genial idea que reiniciar el sistema (habré trabajado demasido tiempo en soporte). Cuando reinicié no funcionaba el entorno gráfico ni la red ni a saber que más.
Al fin pude arrancar el entorno gráfico y vi que estaba en la versión anterior (8.04) pero totalmente inestable, con los repositorios de la 8.10 y la mitad de las aplicaciones no funcionaban, así que ya sabía lo que tenía que hacer, me he descargado la ISO y a volver a crearlo de nuevo, snif, es una pena pero, eso me pasa por gañan.
Quizás aproveche y haga un tutorial de como se instala un distro de Ubuntu, según como ande de tiempo.